jueves, 30 de julio de 2009

No Rejection (A Teaser)

Thomas threw the joint away, got up, took the dead rat besides Terry and walked away. Terry got up, his ten years of age on his back, and followed his old master.

Thomas put the rat in rectangular piece of wood near an old oak. He took his old knife from his old jeans and started skinning the animal. It was a medium-sized rat, enough for him and Terry to have a good lunch. He got the peeled skin and placed it carefully in a thin branch of the big tree. Terry, with his ever glowing eyes, looked patiently while his master did his part of the job.

Terry was not the only one who hunted. But in the mornings, he had this valuable habit of proactively rushing to the bush and bring out something to eat. Sometimes he would bring a snake, a skunk, an opossum, and if they were really lucky, even a boar. This time of the year, though, a rat or a wild rabbit were the most common dishes.

Just as the days were beautiful, the nights could not get any better. Dark nights with a clear moon and a splendid, spectacular, roof of constellations were common in the summer. Coyotes howling at the emptiness, at the inexorable wilderness, would be, when they were spiritually tuned, the intros to a 60’s song that Thomas would start singing. The song for the night: Lou Reed’s Perfect Day.

Thomas would sit there, in a rusted rocking chair, near the old cabin. There he was, caressing Terry, enjoying the day’s blessings and living life and not regretting anything, and loving and protecting each other. Night is still night anywhere you go.

Terry was gone. Was it that late? He got up, and started whistling Terry’s tune. No dog could be seen. He went inside the cabin and took a pair of old, weary binoculars. No Terry at sight. Thomas then went to the well.

He started the ascension process. He was almost done when he heard a high-pitched bark and felt a strong push from behind. The bucket went down, and he turned around. Terry was home. And he brought no animal. An extremely emaciated, blue-grayish, severed head was just at Terry’s paws. The face lacked any reminiscence of humanity. Lips all gone, yellow, rotting teeth, a dried up tongue, two holes where a nose should be, and empty eye sockets.


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jueves, 16 de julio de 2009

True Fucking Blood

Vamos a dejar algo claro desde el principio. No veo muchas series de TV. De hecho, no creo tolerar ver series por TV. Siempre las compro en DVDs y la mayoría de las veces, comienzo a ver la serie cuando ya hay dos o tres temporadas en dicho formato. Hay sólo dos casos en los que compré la primera temporada sin que existiera la segunda a la venta. Y esos dos casos son producto del enorme respeto y admiración que le tengo a una serie en particular: Six Feet Under. Esos dos casos son Dexter, quién es encarnado por un excelente Michael C. Hall (David, en SFU); y True Blood, nueva serie del creador de SFU, Alan Ball. Ambas series son excelentes en casi cualquier aspecto que merezca revisión.

Dexter
fue nominada al Emmy, como se esperaba. True Blood, sin embargo, fue totalmente ninguneada (a excepción de nominaciones menores).

La verdad no entiendo ¿por qué? No voy a compararla con las otras series nominadas porque simplemente no las conozco. Pero creo que cualquier persona, sobria o en drogas, puede reconocer la gran calidad de material que HBO nos receta semana a semana. HBO es ya una garantía de series de gran manufactura, cero inhibiciones y excelentes historias. Algunos ejemplos: The Sopranos, Rome, Six Feet Under, Entourage. Y con True Blood no desentonaron en lo más mínimo. De hecho, sin temor a equivocarme y confiando en la gran capacidad de Alan Ball, se han arriesgado con una propuesta que elevará los standards de sus futuras ofertas televisivas.

¿Qué hace a True Blood tan brillante? Todo, sin exagerar. Técnicamente es impecable, pero es la historia en sí, su temática y los seres que le dan vida, lo que realmente hace de esta serie algo muy especial.

La serie está basada en una saga de novelas llamada The Southern Vampire Chronicles, y está ubicada en el pueblo de Bon Temps, Louisiana. Los vampiros han "salido del ataúd" y tratan de mezclarse con la sociedad. Esto es posible gracias al desarrollo y comercialización de sangre sintética llamada TruBlood, con la cual los vampiros aseguran su buena nutrición sin riesgo para la sociedad. Entre la sociedad existen los tres lados: los pro-vampiros, los anti-vampiros, y los neutrales. Hay vampiros que respetan a la sociedad, mientras otros no pueden dejar pasar la comida orgánica. Dentro de la sociedad hay también una nueva "droga" que se ha puesto de moda: V, sangre de vampiro.

Dentro de este contexto, la serie sigue las andanzas de Sookie Stackhouse, una mesera con la capacidad de escuchar los pensamientos de la gente, quien conoce y de Bill Compton, un vampiro interesado en mezclarse con la sociedad. Sookie tiene una fascinación hacia estos seres que se acentúa en Bill, al descubrir que no puede escuchar lo que él piensa.

La historia en sí, suena bastante trillada. Lo es, sin duda. Mucha gente de hecho compara a True Blood con la vomitiva Twilight (realmente fue un esfuerzo poner ambos títulos en una misma línea). Las similitudes están ahí, sin duda. Sin embargo es su linea temática, lo que hace de esta serie algo que conecta con la audiencia. Obviamente, y como en toda historia, existe un subtexto mucho mayor que lo que se ve en la superficie. True Blood es una historia con vampiros, amantes, villanos, héroes, sexo, drogas. Pero es una historia sobre prejuicios, fobias, minorías y polaridades.

Los vampiros son una materialización de esos temas que
nosotros como sociedad tenemos inscritos en un consciente colectivo y ante los cuales hay una reacción inmediata. Es eso lo que hace que exista una verdadera identificación de la audiencia con la historia que se desarrolla en éste pueblo. La serie, capítulo por capítulo, se siente urgente.

Esta historia recae sobre los hombros de sus personajes. Todos y cada uno de ellos son de lo mejor que haya visto en cine o en televisión. Es que Alan Ball es un maestro. Pero lo más importante es que cada uno de los personajes que aparecen en esta serie son personas reales, vampiros o humanos. Existe esa sensación de multidimensionalidad, de profundidad, y autenticidad en cada persona que aparece en la historia. Todos tienen sus historias, tienen sus obsesiones, sus fantasías, y lo más importante: todos son imperfectos.

Esta última cualidad es algo que nos identifica con ellos, y hace que todos nos importen. La imperfección del hombre es algo que a todos nos atrae, engancha y obsesiona, porque al final de cuentas nos vemos reflejados. Es a través de esos seres imperfectos que nuestras propias luchas internas, como audiencia, se hacen relevantes y reconocidas. Asimismo, es a través de la lucha de cada personaje por ser mejor (porque ningún personaje es pasivo), que nuestras batallas personales toman sentido.


Si sufren de mi mismo mal (no tolerar el suspenso semana a semana, entre temporada y temporada) definitivamente, esperen a que salgan las temporadas 2 y 3 en DVD. En serio. No puedo enfatizar suficiente este punto. Si cualquier serie palomera como Lost o Prison Break te causa problemas al final de cada capítulo, True Blood te deja con una sensación de vacío y de necesidad pocas veces vista. La serie en sí es una película de 10 horas y media. Tal cual y sin exagerar. Cada capítulo arranca dónde el anterior terminó. Y cada capítulo termina en lo que se conoce como cliffhangers (esos momentos de corte a comercial, que te hacen salivar por ver qué sigue), muy efectivos y potentes cliffhangers.

True Blood es sin lugar a dudas una joya de la TV. Es necesaria, es divertidísima y muy entrañable. ¿Por qué no fue nominada al Emmy? No quiero hablar de más, tendría que conocer las demás series para ver si están a la altura. No creo.

Y no, no estoy de acuerdo... no tiene nada que ver con la innombrable. Es todo lo que esa MIERDA no pudo ser.

viernes, 10 de julio de 2009

Entre Caderas, Corazones y Divagaciones

No tengo idea por qué no puedo sacar suficientes palabras. Es más, no importa si son suficientes o no, pero sí tienen que ser relevantes... no tienen que ser relevantes, tienen que ser urgentes... ¡¿tampoco?! Quizás emotivas... no, eso implica precondicionarte, y eso implica deshonestidad... tienen que ser entrañables... pero mi entraña y tu entraña son diferentes... pero se complementan... te tienen que llegar al corazón... ¡¡¡Carajo!!! Puedo escribir para cine, puedo escribir para televisión, puedo escribir divagaciones, pero nada que te llegue al corazón. ¡No es justo! Quiero regalarte una canción, o mínimo un grito con algo de sentido... no puedo... ¿Cómo llegar a un corazón ingeniero? Es muy complicado para mi corazón caótico.

Aunque... calma... creo que lo escucho... late al ritmo de unas hermosas caderas; se exalta al oír la palabra Gaby; y creo que está algo robotizado... automatizado para bombear sangre extra ante tu presencia. Te metiste en mi sistema y lo modificaste irreversiblemente... ingeniero tenías que ser.

El título que hoy te dan es simplemente una certificación redundante a tu capacidad.

Lo único que no lograrás es hacer que mi corazón hable en código binario... lo siento, preciosa... los ingenieros no son tan chingo10101010101010101010101010101010101010101010101010101010101010
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System Error

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Gaby.exe needed

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¡Felicidades en tu graduación, cabrona! Estoy orgullosísimo de tí.



"Es una mujer bonita, la que anduve pretendiendo,
la seguí por ocho meses, y apenas me está queriendo.

Chaparra de mi amor,
no me hagas sufrir ya tanto"

-Ramón Ayala

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domingo, 5 de julio de 2009

Why?

I don’t know how it started. I love porn, like any normal guy. I used to hear things about it being addictive, and that there were this “porn-addiction therapists”. I never got it. Ridiculous, childish, stupid. Another fucking invention to bring paranoia.

Why mess around with sex? It is the most perfect relationship humans can aspire to. That bond, the sudden change of atmosphere it produces. Moods, context, crisis, depression, and the now famous “stress”. All those concepts are minimized almost to the point of extinction if you have a partner. A guy or woman that wishes to share a sexual encounter with you. It is perfect. Rosanna was perfect.


I love sex. Its infinite, hedonistic, magical, and animal values. When both souls share that moment, a strange scent fills the air. And those souls are naked, really naked. They stand side by side: human, vulnerable, and fragile. But sometimes, to some people, sex becomes something infinitely sick, hedonistically nasty, magically perverted, and devolutionary animal. Rosanna embraced sex.

I never understood the almost inherent repulsion to sex and sweat and flesh. People start giving other names to original, beautiful words. “Your thing”; “your private part”. Makes me sick. Penis, vagina, anus, breasts, semen, clitoris. People are constantly trying to dismantle, to castrate all these beautiful, noble words. Suddenly everything related to the coital act becomes dirty, shameful, and overwhelmingly evil. Rosanna was overwhelmed by my appetite.

I love sex, real sex. And real sex introduced its beautiful cousin to me. Her name: amateur pornography. I don’t know when I got into this. I’ve always been attracted to voyeurism. There’s some magnetism when it comes to open windows, open doors. I have to look inside. I’m not the kind of person that will repress any instinctive emotion or action. If they exist, there is a reason. There must be a reason. I’ve followed my gut and my instincts my whole life, and I don’t regret it. Rosanna was my whole life, and I regret it.

Someone enters your life, and something changes. Something primal, deep. I feel that it is a permanent, irreversible change. You leave a door or a window opened and the intruder, voyeurist, peeks in, and enters. But it was fine with me. And Rossana seemed to be ok with me. She seemed happy. Many women spend their days complaining about a fucked up sexual life. It is ridiculous. More ridiculous is a sexual free spirit like Rosanna to betray her essence. The fucking intruder came in, fucked you, and suddenly left. Just like that.

Now I remember. I don’t know why I couldn’t bring another woman to bed, ever again. Everybody looked at me really weird. I felt an outcast, a misfit, a leper. I never had any trouble seducing women. That was, I can say, my only real natural ability. I had the power to lure, to seduce, to entice. And Rossana left, and I guess my powers couldn’t stand the fact of losing her. They vanished.

And since then, every night, I would see myself alone, defeated in bed. And I would start jerking off. And my penis would stay flaccid. I would concentrate on her image, on those nights. But there was no contact, with no flesh there is no blood, and with no blood there is no hard on.

One day there she was, in my favorite bar. She never went there! Why the fuck would she come here!? Rossana’s right hand met a male hand that was not mine. The male hand made its way delicately, up her arm to her shoulder, then to the neck, and dived all along her back to her ass. That ass I had caressed, kissed, and adored just a couple of months back.

I was there just drinking my pain away. But I never had the balls to get up and talk to her. The beer cans became all kinds of weird words and symbols. The couple, Rossana and the guy of the hand, left. I paid and followed them.

They were touching each other as they walked. The motherfucker would not keep his hands to himself. But he didn’t know her, he didn’t know where she liked to be touched. I knew.

I watched the paint peeling off the walls, the roof, my skin started peeling off my body. Waves of cockroaches started invading the house, slowly first, massively later. I got used to share everything with them. Yeah I was not alone...

(TO BE CONTINUED)