martes, 3 de marzo de 2009

El No-Sedentarismo (O El Nomadismo Introspectivo)

Hace unos días me topé con un karnal que hace mucho no veía. Quizás fue más la determinación por no llegar a tocar llagas que podían arder, lo que me hizo hablar con él de nimiedades absurdas (acaso hay de otro tipo?). Hablamos del destino, de los planes a futuro, de nuestro presente y nuestro sentir con él. Ensimismados (porque la Providencia sabe que somos capaces de ensimismarnos con cualquier cosa) en estupideces de estas nos tocó decirnos adiós de nuevo.

Si la muerte de un adiós la marca un "Qué pedo, vato?", entonces ambos sabemos que este adiós nació con la longevidad de su lado.

De lo poco rescatable que existió en ese momento -fugaz para nosotros, pero considerable para Cronos- estuvo el saber que mi compadre había decidido lo que muchos hemos querido pero no nos aventamos: ser nómada. Así de sencillo. El "glorioso" día de su graduación iba a agarrar su título, cariñosamente (porque a muchos nos consta el desmadre que fue el poder tener ese papelillo entre las manos) lo iba a enrollar, se dirigiría a su señor padre y se lo ensartaría en el culo. Acto seguido emprendería un sendero que ni él mismo sabría a dónde lo llevaría. Quizás lo haría entonando con voz queda pero inevitablemente audible "Flor de Loto", ó "En Brazos de la Fiebre" o quizás, sólo quizás: "Like a Rolling Stone" (Nunca "Las Piedras Rodantes").

Era la decisión del "no-monterrey", pero también englobaba el "no-ningún lado". No era un berrinche hacia su ciudad. Era un berrinche hacia la estática, hacia el mantenerse inmóvil. Iba a tomar esos conocimientos que aquel papelillo ahora embarrado de mierda paterna decía que tenía y los iba a aplicar no en el basurero de los corporativos, sino en la quietud y pulcredad de los pueblitos. Y yo que a mi compadre siempre le había visto más inclinado hacia la pasividad de una foto, o de un óleo. Simplemente sonreí. (El hijo de puta se atrevía... realmente se atrevía)

Pero "pasividad"... realmente me causa náuseas el hecho de pensar que la "pasividad" es inherente a una foto o un óleo. ¿Quién carajos lo dice? y que poco ojo y cerebro (más el cerebro) para decirlo. Existe la pasividad en la foto como lo puede existir en el cine. Así como también existe el sedentarismo en los viajes como lo existe en la oficina de cualquier pseudo-político.

Pero mi karnal, el hijo de puta iba hacia el nomadismo, el movimiento, la no-pasividad, la vida. Y yo con mi estúpida sonrisa.

PD: Compadre, al escribir esto sigo con esa sonrisa interna. Mis labios no se mueven, de hecho están algo entumidos por la falta de uso (que novedad). Digamos que es el frío.

Pero karnal, esa sonrisa existe porque nunca has dejado de nomadear. Y de hecho, nunca nos permitiste que dejáramos de nomadear contigo.


3 comentarios:

  1. Comprade, que profundidad le trae el insomnio... pero desacuerdo con 2 cosas: la pulcredad de los pueblos (pues bien dicen pueblo chico infierno grande) y que el ser nomada sea lo contrario a pasividad... el hecho de moverse de pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad no quiere decir forzosamente que uno está en movimiento (interno).
    En fin... saludos, bienvenido a esto de plasmar la verborrea online.
    Por cierto... qué hago con su cepillo de dientes???? lo tiro?????

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  2. Y ojalá algún día, años y años después, podamos encontrarnos con ese nómada y compartir un trago y unos minutos...
    Y ojalá que no, para así poder recordar a "aquel amigo que un buen día agarró sus tenis y se largó a VIVIR". Y de vez en cuando pensar "¿Dónde estará?", sin obtener respuesta.

    ... Qué envidia, ¿no? ... (Pero de la buena, no la que echa malas vibras)

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