¿Es que hay algo más triste que el fade out siniestro de una canción? Por eso Elvis es el rey. Supo llevarnos de un clímax melódico a una tristeza aguda para después llevarnos a otro clímax que raya en lo milagroso con su Suspicious Minds. También está el silencio abrupto de una canción. ¿Hay cosa más hostil y desesperanzadora? Está de más aclarar que hablamos de buena música, sea lo que sea que esto signifique para cada quien. Es como si nos robasen el viaje a lo onírico, al oasis, al blue bus, al yellow submarine, a la highway 61.
Hay pocas cosas que nos pueden poner en un estado mental tan agitado, tan primitivo, tan estúpido, tan iracundo, tan vulnerable, tan elocuente, tan articulado, tan oxidado, tan visceral, tan lúcido, tan completo. En las drogas hay uppers, downers y alucinógenos. En la música las posibilidades son infinitas.
Pero si se acaba una canción para dar paso a otra igual de excitante, entonces todo está bien. Si un disco recorre su natural trayecto entre vereda y vereda aunque no siga el camino amarillo, pero al final de cuentas llegue a la tierra de Oz, todo está bien. Cuando se acaba ese disco, sin embargo, vuelve ese sentimiento de vacío. Y entonces empieza la eriza.
Y luego llegaron los ipods. Y con ellos la música se vuelve un acompañante a veces anónimo, pero acompañante al fin de cuentas. Y te enganchas como nunca antes a su compañía. Es que esos aparatos sobrevaluados, de moda, grandiosos, te dan la oportunidad de tener una tangible banda sonora de tu vida. La banda sonora de tu vida, de tu caminata, de tu peda, de tu cogida, de tu cena, de tu escritura. La banda sonora de tu esencia. Y de repente, ante tus ojos incrédulos, Robson St. en Vancouver se convierte en una calle Nashvilesca cuando empieza “Cocaine Blues”; en una calle Madrileña cuando llega, furiosa, “Yo Me Bajo En Atocha”; y hasta en una calle del centro de Monterrey cuando se deja escuchar, sutil, urgente, embriagante, “Las Tres Tumbas”.
Cuando la música se acabe… apaguen las luces. Que el Armagedón no llegó como un incendio global, ni como una gran sequía, ni como un meteorito del tamaño de Texas estrellándose contra la Tierra. Es silencio.
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Fecha original de redacción: Lunes 4 de Mayo de 2009.
10:28PM
compadre.. el ipod, es por mucho el mejor invento de lo que va del siglo XXI... y creo que desde él llego a mi, ha sido un cambio radical en mi dia a dia, en cualquier ambito... creo que es, sin temor a equivocarme, la mejor inversion que he hecho en mi vida jajaja
ResponderEliminarhaz de tu escritura un viaje placentero escuchando el disco Dummy, que data del 94.. de Portishead... es uno de mis discos favoritos y te lo recomiendo ampliamente,... no tengas temor...
lo mágico de la múisca está en sus silencios...
ResponderEliminarA mí me da mucha lástima ya no poder llevármelo tan tranquilamente a la escuela porque me da miedo que me lo roben... pero coincido contigo, el ipod es algo que le da un plus a la vida de la gente :)
ResponderEliminarAh, y de parte de tu hermana... dice que no puede superar lo que acabas de publicar. Que expresaste como nadie lo que para ella es la música. Ella pensaba que no podía explicar su sentimiento hacia la música hasta que leyó lo que escribiste.
ResponderEliminarY que felicidades por estas dos últimas publicaciones, han sido de lo mejor.