viernes, 6 de marzo de 2009

Por Mi Duda, Por Mi Gran Duda.

Estaba en la butaca del cine y durante poco más de hora y media no pude dejar de preguntarme si todo iba a dar un giro repentino, muy Shyamalanesco. Pero no, no hubo tal giro. No hubo ningún "I see dead people" o ningún "Sister, I am your father". Y aquella película sobre una duda siguió avanzando con su ritmo semilento pero sólido y retador.

Después de hora y media de ver una gran actuación de Meryl Streep y Philip Seymour Hoffman; de sentirme trasladado hacia mi época de secundaria religiosa (en serio, aunque la película se lleva acabo en 1964, realmente me sentí trasladado... ¡Salud, por la evolución!); de tener una teoría, luego otra; de ver incontables dutch angles cada que algo se volvía turbio; de tratar de acordarme si había visto una sola actuación mediocre o floja de Hoffman (Streep no cuenta, pinche señora agandalla-nominaciones); después de todo esto siempre me quedé con una gran e imborrable duda: ¿hubiera sido mejor dejar esa historia en su matriz original, el teatro, o le viene bien ser llevada al celuloide?

Teatro o cine, "Doubt" es una historia, y muy bien planteada. Obviamente John Patrick Shanley, trasladó bien su propia obra de teatro al cine. No se siente "teatro filmado". Viene con un lenguaje cinematográfico poderoso y efectivo, aunque insisto: abusa de los malditos dutch angles. De todas maneras. No puedo dejar de sentir una incomodidad sabiendo que alguien que escribió algo para teatro de repente decida trasladarlo al cine. Repito, no tengo nada en contra de las adaptaciones, incluso de (algunos) remakes. No es lo mismo que Burton decida llevar al cine un musical de Broadway en el que él no tuvo nada que ver, a esto. Hay algo muy siniestro en el que un mismo creador modifique su propia obra que con tanto corazón pensó para cierto medio. No puedo dejar de verlo como una forma de manipulación genética de un padre hacia su hijo. O lo que es peor: el no poder sacar algo netamente original para llevarlo al cine. Apoyarse en una obra que ya le funcionó en un medio diferente y caer en un estado de confort creativo.

Hace unos años tuve la suerte de toparme con una película koreana llamada "Oldboy". No la he superado. Persona con la que platicaba de cine, persona a la que se la recomendaba ampliamente. Pasaron unos meses, nunca la conseguí a la venta. Pasaron otros cuantos, y caminando por una tienda gringa donde según esto se hace la mejor compra, me topo con un inmejorable estuche metálico color óxido. Era un Collector´s Edition DVD Set de esa película tan inquietantemente chingona. 4 DVDs. El cómic en el que se basa la película. Un libro de notas de producción. Positivos originales del film. No dudé en, como buen consumista y cerdo capitalista que soy, comprarla. Se me hizo muy raro encontrármela en una tienda gringa dónde ni si quiera su propia cinematografía independiente es valorada. Regreso a mi país. No veo la película…

Un par de días después imdb me anuncia que "Oldboy" está planeada para el 2011 (me parece, no tengo fresca la fecha... la bloqueé) made in hollywood pero por el mismo director koreano que hizo la original. Que bendita mierda.

Es una sensación parecida la que tengo con John Patrick Shanley y su “Doubt”. Parecida, no igual. El niño viejo merece mis respetos muchísimo más –por lo tanto, me importa muchísimo más lo que hagan con ella- que la duda que tenga el buen juan patricio.

Al final de cuentas no puedo dejar de pensar en toda la gente religiosa (léase autoridades religiosas, no necesariamente fieles) con la que me topé en mi vida tan cinematográfica y pensar: “estos cabrones creen que su vida es una obra de teatro interminable”.


PD: No se molesten en corroborar el remake de "Oldboy". Lleva rato que desapareció como proyecto. Pero juro que en algún momento de obscuridad, aparecía programado. Lo juro. No me hagan dudar.

jueves, 5 de marzo de 2009

Devuélvanme A Mi Morro

Un logo ultraretro de Universal Pictures. Muy leve profundidad en la relación madre-hijo. Madre soltera. Hijo de aspecto gris. Día libre para pasarla juntos. Una llamada. La madre se reporta a trabajar para suplir a una compañera. De regreso a casa, el hijo no está. Día siguiente. El hijo no regresa. Empiezan las investigaciones. 5 meses después. El reencuentro se da. ESPECTADOR: ¡Mierda! Este wey no es su hijo. POLICÍA: Sí cabrona y cabrones (hacia los espectadores), sí es su puto hijo. Se arma el desmadre. Etcétera, etcétera. Obviamente no les cuento más.

Clint Eastwood (sí... Blondie, Dirty Harry, y muchos otros vaqueros del Spaghetti-Western) se ha convertido, pésele a quien le pese, en un excelente contador de historias. De lo poco que tiene la cinematografía gringa. Tiene la maestría que da la a veces sobrevalorada experiencia; el haber participado en todo tipo de películas desde las mal llamadas "artísticas", hasta las estúpidamente llamadas "comerciales"; y el gran amor a la profesión a la que le ha dedicado su vida (y ya lleva bastantito el maldito anciano). Pero es un director muy clasicista. No es pretencioso. Quiere contar la historia lo mejor posible (y la mayoría de las veces lo logra), y no se mete en mayores problemas. Y sobre todo, es uno de los mayores exponentes de la preciada "economía de estilo" en el cine. El narrar con menos, más.

Pasando revista a algunas críticas y foros en imdb uno se da cuenta de lo dividido que quedó el público. ¿Qué no es eso parte importante de toda forma de expresión? ¿Hay algún tipo de dictaduría artística?

Durante la película el viejón nos lleva por muchos estados mentales y sentimentales (en el sentido apropiado, creo, de la palabra). Utiliza todos sus pinceles y sus óleos con una entraña y perfección sobre el canvas, de manera similar a lo que ya le habíamos visto en películas como "Unforgiven", "Mystic River" y "Million Dollar Baby", por mencionar algunas. Pero es otra película. No verán ni escucharán autorefritos de su cinematografía anterior. 

La fotografía, edición, diseño de producción, actuación (todos, no solamente la nominada al oscar), y la dirección misma son utilizadas de forma orgánica y coherente dependiendo del plano, escena y secuencia. Pocos directores le sacan el potencial que tienen estas herramientas para comunicar, proyectar estados de ánimo, proponer metáforas, jugar papeles dentro de la historia (ninguno protagónico, más que el ayudar a contar la historia a nivel global), como lo hace este señor. 

Hay momentos en los que ves una misma ciudad con una belleza extraña, tomando en cuenta el tema de la película, así como en otros ves esas mismas calles, personas, carros como un auténtico descenso a algún inframundo. Hay momentos en que te aferras a la butaca intentando no caminar por esas turbias escaleras con algún personaje. Momentos en que te sientes incómodo e impotente como el personaje del otro lado de la mesa. La película y sus naturales divisiones te llevan a meterte en la piel de muchos de los personajes que ahí ves. Eso es muy exótico. No es de todos los días.

Relájense. Obviamente toda reacción tiene como mediadores el contexto actual del espectador, el estado de ánimo, quizás hasta los acompañantes y, por qué no decirlo, su historia personal. Mucha gente verá la película y dirá... otro melodrama más. Dirá quizás que no propone gran cosa. Bienvenidos todos los puntos de vista. Yo, que renegaba del maldito viejo antes (bueno, sigo renegando... Por qué putas él puede hacer taaantas películas seguidas y taaaan bien!), me resigné ante su grandeza. En fin, bienvenidos sean todos los puntos de vista. Bienvenidos sean, pero aviéntense la osadía de plasmarlos de alguna forma tangible... es muy fácil quedarse pensando "que pendejadas dice este cabrón... la película apesta bien fuerte", pero el ¿por qué? para ustedes apesta, es lo importante.

Y sí. De hecho digo muchas pendejadas. Pero la película (me caga el término "peli" que está muy de moda... me parece denigrante para los grandes filmes) realmente me afectó al punto de que aquí me tienen... nomás pendejeando.

"Again, after you've gone through all the various processes and the film comes out and is very successful, you're almost afraid to revisit it. You want to save it for a rainy day"
-Clint Eastwood


martes, 3 de marzo de 2009

Antier Conocí a Bukowski

Y le echo la culpa fuertemente por el insomnio que me ha aquejado estas últimas dos noches.

Le echo la culpa por no haber estado nítido después de que me fue entregado "Peleando a la contra" cuando celebraba pacífica y borrachamente mi XXV aniversario.

Le echo la culpa por no derrotar a su puta leucemia.

Le echo la culpa porque ayer no pude hacer nada más que perderme entre el caos de sus letras.

Le echo la culpa porque hoy no puedo terminar pendientes vitales porque ahí está siempre peleando a la contra... pinche contreras.

Es culpable por hijo de puta.

Es culpable por tener esos granos que no lo dejaban ser un "tipo duro".

Es culpable por ser uno de los principales sujetos que hacen realidad el famoso dicho de nuestra generación: "Ya todo se ha hecho". Pinche gandalla.

Le echo la culpa por el calentamiento global. (nomás por que sí)

Le echo la culpa porque su lectura no era suficientemente buena para las instituciones educativas de nuestra gloriosa y culta nación. Bueno, país... territorio... rancho... lo que sea.

Le echo la culpa porque se acabó durante su vida una gran reserva de cebada y de uvas. Causó que la industria de las bebidas alcohólicas fuera subiendo irremediablemente los precios mes con mes, año con año. Ojalá nunca hayas conocido la INDIO. Pinche borracho.

Es culpable por no haber llegado mil pedas atrás. 

Es culpable porque ahora resulta que el hombre es cuentista, novelista, poeta, y a todo le tiró... y a todo le dio. 

Es culpable porque si lo llegamos a mencionar en alguna plática, no falta quien nos juzgue de snobs. Pinche snob.

Pinche Bukowski.
Hijo de puta Bukowski.

Te sigo echando la culpa porque creo que ya te conocía de alguna forma metafísica, pero no nos habían presentado. O no te dignaste. Cuando me aceptaron a una escuela de dizque guionistas en Vancouver, me comentaron algo sobre tí. ¿Quién putas eres para que hasta en este campo te nombren? 

Va, te doy el beneficio de la duda y te reto a que me sigas incitando a echarte la culpa por más cosas. Pendejas todas ellas. A ver si muy "escritor". 

No te apures Bukasko. Aquí en México tenemos un dicho muy cursi: "Del odio al amor, sólo hay un paso". Ya he dado como cuatro.

Te mamo Bukowski. ¡No te malviajes!