martes, 14 de septiembre de 2010

Taxi Driver

Pos la muchachita se subió al carro, fíjese. Serían por ahí de las... sabrá dios... como las 3 o 4 de la madrugada. Ya era tarde, y pos mi mamá que dios la tenga en su santa gloria siempre me decía que pos no anduviera trabajando tan tarde. Y ahorita con todas las cosas que están pasando, pos menos le hubiera gustado que yo anduviera ahí de trabajador tan tarde, pero pos el chiste es que la muchachita ésta me hizo la parada, y yo pos... pos me paré, vedá. Pos la muchachita se veía buena... o sea de que era teibolera pos era teibolera, pero se veía buena, noble.

Se subió cuando en el radio tocaban una canción de esas viejitas, bonitas. Ni me acuerdo cuál era... pero era muuy viejita y muuuy bonita. Y pos lo primero que noté es que se subió con mucha confianza, en el asiento de adelante, y pos uno como no acostumbra tener pasajeros adelante, pos pa pronto que quito mi chaqueta, mis discos de Miguel y Miguel, que qué chingones son, y mis churrumais, que qué vicio he agarrado yo con ellos. Cruz de madera creo que era la canción. Si la ha oído... aquella que dice... una cruz de madera, de la más corriente... esto es lo que pido cuando yo me mueeeeraaaa. Hijuesu qué bonita canción. Pero bueno le decía de la muchachita, que no es cierto, permítame decirle con todo respeto que lo primero que noté no fue que se subiera adelante, sino las cosotas que se cargaba entre el cuello y el ombligo, como decía mi apá. No, pos mire que uno es decente, pero no puede evitar notar esas preciosuras. Porque estaban muy bonitas, no como las de la Sabrina... Uuuy, ¿cómo sabía que fumo, señor? Uuuy y luego delicados, ¡qué detallazo!

No, si los delicados siempre me los recomendó mi abuelito. Me decía el viejón que las otras marcas de la modernidad me iban a matar. Y pos mire, yo tengo amigos fumadores de malboro y que los bensonanjeiches y que los camel, y todos andan muy fregaditos, y yo, míreme... 74 años gracias a dios. 62 años fumando y aquí sigo. Y esa fue la tercer cosa que noté de la teibolera bonita muchachita esta. Pos no cree que me decía que no fumara. Y pos yo dejé de fumar porque pos... mire pa serle sincero pos yo nunca había tenido a alguien tan bonita tan cerquita. Y pos la quería complacer. Andaba noviando yo, ¿no? Pos ante todo el respeto a la dama, aunque sea dama de la noche.

Pos total que la muchachita saca unas bolsitas así, mire...chiquititas. Y pos ya se ha de imaginar. Que empieza el aspiradero, y nomás veía como le lagrimeaban los ojos, y justo empezaba a llorar y a quebrarse cuando le daba otro golpe a la bolsita mentada y se alivianaba. Como por arte de magia. Y yo ahí, pasmado. Pos yo nunca me he acostumbrado a eso, oiga, y menos a que una muchachita tan linda le entre a eso. Pos le decía que se calmara, que si la podría ayudar en algo, y me dijo nomás, no usté maneje directo al rey de espadas. Si conoce ese lugar, ¿no? Pos a mi no me gustaba mucho la idea, le dije que si quería mejor calmarse, que yo le podía cantar unas canciones................................ y sí... así como usté se ríe ella también se burló.

No me importó que se burlara porque la verdad nunca había visto una sonrisa tan bonita. En serio no me dolió nada, y eso que nunca he sido bueno pa'guantar burlas. Pos yo nunca he sido un donjuan. Nunca me casé, no tengo hijos. Y la última novia que tuve la tuve en secundaria... y ella era de primaria. Quería andar con alguien más grande que ella. Y pos ahí estaba yo... ¿¡cómo no!? Y pos le ofrecí cantar no por andar de romanticón, sino pa alegrarle un poquito el alma. Y pos al parecer fue muy ridícula mi idea porque no se paró de reir. Y pos me dijo la mujer que qué chingaos iba a cantar un viejo jodido como yo. Así dijo, figúrese. Como lo oye que-qué-chin-gaos-iba-a-cantar-un-viejo-jo-di-do-como-yo. No le digo pos si los tiempos tan muy cambiados. Ora resulta que las chulas andan aspirando ese mugrero y diciendo esas cosas. Y pos le contesté que le iba a cantar canciones que yo había escrito.

Y es que déjeme decirle que yo soy autor de canciones. Y canciones que se tocan en la radio, eh, no cualquier cosa. Claro, la muchachita no me creyó cuando le dije que yo había escrito la que anda sonando mucho del grupo los pioneros, ¿si la ha oído? Si, la que canta el prieto ese con voz de gangoso que no le favorece nada a mi letra. Ah ahí tiene el cidi, pos sí la canción esa que se llama cuando seas mía. Esa es mía, nomás que así se las gastan estos grupos grandes, vedá. Se la compran a uno bien barata aprovechando lo mal que está la situación y se ponen que ellos son los autores, pero nanais, esa rolita y muchas otras que de seguro su hermana, y su mamacita bailaron en sus quince años. Y pos lo que pasa es que a uno le gana la necesida'. Si no ya fuera yo un grande, pero a mi esas ondas de ligarse con cosas malas no me gusta. Y pos en ese sentido dejé pasar muchas oportunidades en la música. Mejor le seguí de taxista, y mire me da una emoción grandota escuchar mis canciones aunque sea cantada por otros.

Y pos bueno en lo que andábamos. La muchachita esta se siguió burlando, y me decía que yo era un mugroso que nada de cultura de seguro tenía. Y a mí eso si me empezó a arder, vedá, porque una cosa es que me digan maldiciones y otra cosa es que me digan inculto, porque pos cultura tengo. Algo, pero tengo. Y le dije que claro que había escrito esa y muchas otras canciones. Y me decía que seguro ni sabía escribir, que de seguro era un borracho, drogadicto, que seguro golpeaba a mi esposa. Fíjese, cuánto juicio en tan poquito tiempo. Y yo que no me cansaba de admirar su belleza, sus labios, sus dientes, sus ojos, los otros ojotes, y todo su cuerpecito, porque si me gustaba mucho, aunque ya me estaba hartando.

Y yo le enseñé mi cuaderno de notas, mírelas, aquí escribí muchas de mis canciones, mire aquí tiene mi nombre... ¿eh? Tengo este mismo cuaderno desde el 92. Pos no me lo he acabado porque la inspiración no llega todos los días. Y mire... estas hojas sueltas... las arrancó la pinche vieja para sacarse sus pinches mocos llenos de esa mierda blanca. Pinche vieja puta. Y pos no me pude yo aguantar, pero mire que esas páginas son como mis hijos, señor.

Y la quise calmar, pero estaba como loca. Y ya no me gustó. Ya no veía yo a la muchachita bonita que se había metido al taxi, ahora veía a un demonio vestido de teibolera acabando con todo lo que era importante para mí. Y pos no se calmó, y pos tuve que agarrar el bate que siempre guardo abajo de mi asiento. Frené cuando estábamos a la altura del club de jotos ese. Que cabe aclarar que yo no tengo nada en contra de ellos, pero pos eso no les quita lo jotos, ¿no? Y nunca se calmó la vieja esa, y pos hice lo que tenía que hacer. Eso sí, el primer batazo fue en la meritita sien para que no sintiera lo demás. Soy lo que quiera, menos sádico. Y pos ya los demás batazos fueron de puro coraje, porque seguramente el primer golpe la mató.

Pos yo soy un hombre de bien, señor, por eso me entrego. Nomás que porfavor cuente mi historia completita. No vaya usté a permitir que hablen de mí como cualquier monstruo de esos que hay muchos allá afuera. Y por favor entréguele mi taxi a la familia de la difuntita. Es lo único que tengo que ofrecerles.

Y si no es mucho pedir, déjeme quedarme con mi cuaderno y mi pluma. Si quiere usté vende las canciones después... pero me deja escucharlas.

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